Si está pensando en visitar San Francisco, pero aún no se ha decidido, está en el sitio correcto para encontrar algunas razones más a favor de hacerlo. Esta ciudad carismática, con atracciones turísticas mundialmente famosas, arquitectura peculiar y preciosos arenales, nunca defrauda. Ofrece cultura y naturaleza en abundancia en un mismo lugar. Pero, aunque podríamos extendernos mucho sobre las razones por las que debería visitarla, creemos que, como reza el dicho, una imagen vale más que mil palabras.
Aquí tiene 5 imágenes espectaculares para animarle a visitar San Francisco:
El puente Golden Gate
View this post on Instagram
Recorrido de día en la ruta roja, parada: North Vista Point / Golden Gate Bridge
¿Sabía que el llamativo color del puente Golden Gate no iba a ser el definitivo? El acero llegó recubierto de una imprimación de su ya distintivo color naranja para protegerlo de la corrosión. Ese color tan vivo gustó, no solo como elemento de diseño, sino porque lo hacía visible en las condiciones de niebla tan habituales en San Francisco y encajaba bien en el paisaje natural circundante. Una solución ganadora desde todos los puntos de vista. Para apreciar el puente Golden Gate en todo su esplendor, crúcelo dando un paseo (o a bordo de uno de nuestros autobuses turísticos) mientras mira el agua centelleante, las vistas impresionantes y por supuesto el puente en sí. Un dato curioso para amenizar su momento Golden Gate: la cantidad de cable utilizada permitiría dar tres vueltas completas alrededor del ecuador, y tiene hormigón suficiente como para construir un carril bici desde San Francisco hasta Nueva York.
La isla de Alcatraz
View this post on Instagram
También conocida como «La Roca», la isla de Alcatraz es una de las vistas más populares de San Francisco. Aunque se ha hecho famosa por ser la prisión federal más segura de América, también ha sido la ubicación del primer faro de la Costa Oeste, una fortaleza durante la Guerra Civil y finalmente una prisión militar. Eso es un montón de Historia en una isla tan pequeña, y razones suficientes para visitarla. Entre los convictos presos en Alcatraz se incluyen nombres tan célebres como Al Capone «cara cortada», George Celino Barnes «ametralladora Kelly» y Robert Stroud «el hombre pájaro de Alcatraz». Aunque fueron 36 los prisioneros que intentaron escapar de allí, se cree que solo uno lo consiguió. John Paul Scott se embadurnó el cuerpo con manteca de cerdo, se escurrió a través de una ventana y nadó hasta la costa. Hoy en día, cientos de nadadores completan cada año esos 2,4 km en el «Triatlón Escape de Alcatraz». ¿Se apunta a intentarlo? Si no, cruce en barco y véalo todo por sí mismo.
Little Italy
View this post on Instagram
Recorrido de día en la ruta roja, parada: Washington Square / North Beach
Durante su estancia en San Francisco, asegúrese de dejar algo de tiempo para visitar el distrito de North Beach, también conocido como Little Italy, la «Pequeña Italia». Aunque los tiempos están lógicamente cambiando, la herencia y la atmósfera de este distrito siguen siendo predominantemente italianas. Piense en tiendas de delicatessen, panaderías y restaurantes italianos impregnando el aire con los aromas del Mediterráneo. Tras la Fiebre del Oro, fue incesante la corriente de inmigrantes italianos llegados desde Liguria, que trajeron con ellos la cultura y la cocina de aquellas tierras lejanas. A día de hoy, se ha convertido en la capital culinaria de San Francisco. Así que mejor venga con hambre. En el siglo XX se asentaron también en Little Italy algunos literatos famosos, como Kerouac, Ginsberg y Ferlinghetti. Mucho que aprender y mucho que comer. Otra razón más para visitar la muy diversa ciudad de San Francisco.
El Muelle 39
View this post on Instagram
Recorrido de día en la ruta roja, parada: Pier 39 Fisherman’s Wharf
¿Se pregunta por qué los leones marinos decidieron asentarse en el Muelle 39? Tras el terremoto de Loma Prieta que sufrió San Francisco en 1989, y para disgusto de los inquilinos del puerto deportivo, comenzaron a aparecer estos bulliciosos mamíferos que llegaban desplazados de algún otro lugar. Tras consultar con el Centro de Mamíferos Marinos, una organización dedicada a su rescate y rehabilitación, se decidió que los leones marinos podían quedarse en su recién estrenado alojamiento y eran los humanos los que tendrían que buscarse otro sitio. A partir de entonces, prosperaron y se multiplicaron rápidamente. Hoy podrá verlos allí ganduleando plácidamente, jugueteando y aullando. Una experiencia realmente cercana y personal. Pero, después de hacerse un selfie con estos personajes peculiares, hay mucho más que hacer en el Muelle 39. Vaya de tiendas, súbase al tiovivo y luego dé buena cuenta de una humeante sopa de almejas... lo que nos lleva a nuestra siguiente razón por la que debería visitar San Francisco...
La masa madre
View this post on Instagram
¿Tiene hambre? En San Francisco, la historia de la masa madre se remonta a la época de la Fiebre del Oro, cuando los inmigrantes vascos comenzaron a elaborar el pan utilizando las levaduras y bacterias naturales presentes en el aire para su fermentación. Actualmente es un clásico culinario por el que es conocida la ciudad. Los panaderos aseguran que su ingrediente clave es el clima atemperado por la niebla. Así pues, si quiere saborear realmente San Francisco, vaya a alguna de las panaderías emblemáticas para disfrutar de una rebanada de esta ciudad. Tiene Tartine Bakery, cuyo panadero jefe Chad Robertson está considerado un maestro de ese arte en los Estados Unidos, y Boudin Bakery, cuyo pan tiene una textura y un sabor sin igual. Encontrará panes de todo tipo y tamaño, con forma de cangrejo, langosta, tortuga u osito de peluche por poner algunos ejemplos.
¿Ya se siente listo para sacarse el billete? San Francisco tiene la mezcla perfecta de atracciones turísticas e históricas, playas y la impresionante costa californiana. Definitivamente, no puede dejar de incluirla en su lista de destinos de viaje. Y lo mejor es que, si se sube a uno de nuestros autobuses turísticos, nosotros podemos llevarle a ver todas esas vistas. Con la flexibilidad de bajarse a explorar más y, cuando haya terminado, subirse de nuevo para reanudar el recorrido.